miércoles, 26 de marzo de 2008

Un Tranvía Llamado Deseo

Iba a ser cada semana esto de publicar por aquí, autocontrato impuesto y declaración de intenciones. Pero es lo bonito de ser uno su propio jefe. Me perdono y absuelvo.

Una vez excusado, continúo mi película de la semana con un título cojonudo. Una de esas pelis que quedan para siempre rebotando entre las neuronas como la bola del pinball al chocar repetida, errática y matemáticamente contra los "kikers"(se llaman así, lo busqué) de la máquina.



Bienvenidos al mundo de "Un tranvía llamado Deseo"

UN TRANVÍA LLAMADO DESEO (A STREETCAR NAMED DESIRE)

La peli, basada en la obra teatral del dramaturgo Tennessee Williams, se estrenó en el año 1951 y es una de las más representativas en la filmografía de sus protagonistas. A saber: Marlon Brando, como el rudo y cruel hijo de emigrantes polacos, Stanley Kowalski y Vivien Leigh, como la atormentada y enigmática Blanche Dubois.

Y también una de las más importantes de su director: Elia Kazan, homenajeado en 1999 por la academia de cine (bueno, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood) por toda su trayectoria y que falleció tan sólo 4 años más tarde.

El film cuenta la historia de una olla a presión. La de la casa de los Kowalski con la llegada de la hermana de ella. No sabemos mucho de su vida ni de la acontecida en dicha casa hasta su llegada. Pero poco a poco nos vamos enterando.

Y habla del deseo como anhelo de una vida mejor y como modo de vida.

La trama no da un segundo de descanso al espectador, que observa extenuado la brutalidad machista de Brando frente a la soledad indefensa y actitud desconcertante de Leigh ante la disyuntiva amorosa de la esposa y hermana.

Es una película llena de violencia, que me río yo de las que ahora se denominan así. El género de esta creación es cien por cien drama. No encuentro casi ni una pizca de comedia, tan necesaria para convertir el resuello en respiro.



Cosas que me gustan:
-La habilidad para definir el contexto en el que se desarrolla la historia.
-El ambiente desasosegante cada vez que aparece Brando en escena.
-La teatralidad de Vivien Leigh. Lo que podría entenderse como un exceso de interpretación (lo que se conoce como actuación histriónica) se muestra aquí como extraordinaria teatralidad.
-Los monólogos de Vivien Leigh.
-La visceral interpretación de Marlon Brando.
-Los secundarios.
-El tratamiento de la luz.
-Cómo se va desgranando el origen de la perdición de la protagonista femenina.

Cosas que no me gustan:
-Casi nada.
-Quizá que recuerde a veces que está basada en una obra de teatro.

Otras cosas:

Brando colabora con Kazan en "La ley del silencio" con la que ambos cosecharon sendos "oscar". Peli en la que vuelven a coincidir con Karl Malden (el señor de la nariz de payaso que también ofrece una buena interpretación en esta película de la semana y que se hizo muy popular en los setenta con la serie policíaca para televisión "Las calles de San Francisco", junto a Michael Douglas.

Las calles de San Francisco

Elia Kazan tuvo su momento de gloria en la llamada "Caza de Brujas" que el senador McCarthy y tantos y tantos cómplices tras de él (nos encanta señalar al malo de la película para sentirnos más a salvo y más tranquilos) pertrechó en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. El miedo es libre, la verdad. Y parece que delató a más de un compañero de profesión por supuestas actividades antiamericanas (o pro-comunistas, tal era la obsesión y disyunción de la realidad).

Aquí lo dejo.



"El deseo es lo contrario de la muerte" (Blanche Dubois)