Se acabó la periodicidad y el compromiso con este blog, vapuleado por el desamparo.
Esto, sin embargo, no quita para que no se pueda volver a actualizar, quizá ahora de forma imprevisible, como las réplicas de un terremoto tres días después del sobresalto, la medición en la escala Richter y la cobertura televisiva.
Da igual, lo importante es escribir.
Esta peli, la que me ocupa ahora, es española, cosa que ya provoca el rechazo de un alto porcentaje de espectadores yanquialimentados. Y ambientada en una época lo suficientemente lejana como para ser evocada por algunos y lo suficientemente cercana para provocar indiferencia en otros.
Esta película es, "Vida y Color".
VIDA Y COLOR
La descubrí en "Versión Española", el programa de La2 de TVE que presenta la aflequillada Cayetana Guillén Cuervo con la cultura heredada de ese gran programa que era (es aún en mis VHS's) "¡Qué grande es el cine!", del denostado en ciertas esferas cerradas José Luis Garci.
La peli, de Santiago Tabernero (realizador durante unos años de este programa en el que se presentaba su ópera prima), arranca en los días previos a la muerte de Franco en un barrio de la periferia donde conviven personajes muy marginales con aquellos que poco a poco van saliendo del arroyo.
El protagonista es Fede (Junio Valverde), un niño en las puertas de la adolescencia que busca su camino en un ambiente hostil, el que sufre siempre el que, sin saber porqué, es acosado por los que deberían ser sus compañeros de juegos, andanzas y días felices.
Su vivencia, parte fundamental de la trama, se entrelaza con otras no menos dramáticas, que no hacen sino poner un espejo inmenso en el que toda la sociedad de aquella época y de esta se reconocería aterrorizada y avergonzada.
Esta película coral cuenta con un elenco de actores y actrices que ayudan a la verosimilitud de la historia aunque el gran protagonista es el barrio.
La fotografía de José Luis Alcaine demuestra también que no hace falta irse a un campo de amapolas o al Serengeti para rodar unas magníficas secuencias de exteriores.
Cosas que me gustan:
-La historia, aunque el creador parece no querer acabarla nunca.
-La escenografía: Me sumerjo en ese barrio para no salir.
-La fotografía: Extraordinaria.
-Las interpretaciones de Carmen Machi, Andrés Lima y Natalia Abascal.
-Joan Dalmau, siempre tan intenso.
-Los actores más jóvenes o noveles, que no desentonan.
-Ana Wagener, que lo hace siempre tan bien que pasa desapercibida.
Cosas que no me gustan:
-Quizá el exceso de metraje.
-Alguna secuencia que se cayó en la sala de montaje y que hace que algunas escenas no acaben de cuadrar.
-Algunos de los chicos del barrio, demasiado arquetipos.
Otras cosas:
Fue el debut cinematográfico de Miguel Ángel Silvestre, al que yo, sin conocerle, había oído hablar de él como "El Duque" (pensando yo en el de Palma, Lugo o de Formentera), papel que interpreta en una serie de televisión y que ha supuesto un boom de popularidad para el actor.
Silvia Abascal, que hace de hermana de Fede, siempre me hace acordarme de Veronica Forqué. ¡Las dos son tan dulces!
Hay un homenaje a Erice-Frankenstein.
Santiago Tabernero debutaba en la dirección. Después y de momento ha vuelto a la televisión. Y recibió una nominación a "Mejor Director Novel" por parte de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, o sea, para llevarse "un goya". El premio finalmente cayó en el tándem Corbacho-Cruz, por "Tapas".
Mi acompañante en el visionado me dijo luego: "Cuando el niño soluciona el problema con el último cromo es cuando se ve que va a poder encarar sus problemas". Yo ni me había fijado.
Recomendable para los que se acuerdan aún de los setenta-ochenta en España. Es injusto que pelis así pasen tan desapercibidas por las salas de cine.
"La juventud vive de la esperanza; la vejez del recuerdo" (George Herbert)
viernes, 6 de junio de 2008
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